martes, 2 de octubre de 2007

Carcajada Cosmica


El maldito aire viciado hacía que las cosas se complicaran todavía más. Dejar la deliciosa comodidad de su cama no la entusiasmó en absoluto, menos aún pensando en lo que debía hacer ese día. Recordó parte de la conversación de la noche anterior y sintió que su estómago se revolvía otra vez. ¿Cómo hacer de ese lugar condenado un espacio que no le crispara los nervios ni le prostituyera las ideas? ¿Cómo disipar el dolor y la tristeza? Su cabeza funcionaba con demasiada rapidez; ni siquiera era capaz de comprender lo que ella misma sentía como propio. Había perdido la capacidad de respuestaSin importar la conmovedora armonía del entorno o la belleza simple y serena del mar, la realidad se veía perturbadóramente estrecha desde aquella ventana. La habitación entera parecía, a momentos, estar determinada a implotar y desaparecer.Con asombro, la cuenta final arrojó un número bastante más abultado de lo que esperaba: 12 días. Tal vez había esperado y bebido demasiado. 12 días en posición horizontal claramente no habían resuelto sus problemas, pero al menos le habían dado el tiempo suficiente para rememorar con nostalgia aquello que en un momento de su vida la había hecho sonreír.Sin más obstáculos que sus propios fantasmas alcanzó la hoja que había leído una y mil veces. Una vez más no le haría daño. Repasó palabra por palabra aquel mensaje y nuevamente se sintió portadora de malas noticias. No había sido capaz de hacerse comprender y el resultado fue la invisibilidad. No creyó poder cumplir con lo que debía.Tiró la hoja al suelo, ya no importaba. Esperó pacientemente que alguna emoción la invadiera, la que fuera; tal vez algo de lástima por su situación o el coraje necesario para cobrar venganza la harían recordar que alguna vez sí tuvo alma, sueños y convicciones; que alguna vez la gente sintió que su presencia alegraba el ambiente y sus ideas inspiraban respeto y abrían paso a la sensualidad de un debate apasionado. Pero no sintió nada. Estaba seca por dentro y ni siquiera eso la hizo derramar una lágrima en memoria del valor que había perdido. Estaba maldita y era una idiota. Claramente, se había comportado como una idiota hacía ya un buen tiempo, desde el minuto en que obvió su propia voz y se dejó engatusar por la supuesta bondad de la humanidad y la posibilidad de encontrar a alguien original entre tanta historia conocida. Nada más que pura mierda.Pero tal vez había algo que podía hacer para darle la vuelta a la carcajada cósmica en la que se encontraba. Se lavó los dientes y cantó a todo pulmón "Can't Keep"; parecía el momento apropiado.Una vez que sintió el viento en su cara y el ruido del hormiguear constante de la ciudad que no se detiene supo que estaba en lo correcto. Bloqueó su mente a punta de los últimos tragos de ron y se dejó llevar. Se sintió liviana, como si su cuerpo fuera una mera túnica que la envolvía para evitar que se cayera a pedazos. Miró por sobre su hombro y se sintió aliviada al dejar atrás la pesada carga que la trastornó. Aunque nunca se consideró normal, claramente ahora estaba más loca que nunca.Hasta que finalmente dio el paso que la pondría por sobre toda esa puta desgracia y le permitiría decir que al menos, su vida era suya y de nadie más. Ni siquiera tuvo que impulsarse, simplemente se dejó caer.
Gabriela Castillo Raga
Licenciada en Historia
Magister en Historia, P. Universidad Catolica de Valparaiso
gabidooh@hotmail.com

En Veda La Pureza


La pureza y la depuración aparecen como una solución simple y segura, pero en realidad generadora de numerosos problemas destinados a eclosionar en el futuro.
Basta con darle el suficiente tiempo y espacio a la insaciable necesidad de respuesta que nos define para darnos cuenta que tal pureza no existe ni existirá jamás. He allí el principal problema, latente, pensante: somos lo que hacemos.
La pretendida depuración sólo es garantía de una negación que raya en lo absurdo pues quien imagina poder purgar lo vivido sólo demuestra lo estrecho de su universo. Querer no es poder.



Gabriela Castillo Raga

Licenciada en Historia

Magister en Historia, P. Universidad Catolica de Valparaiso.