sábado, 25 de agosto de 2007

Una forma de Hacer Historia Cultural - P. Burke & E. Hobsbawn


El historiador británico Peter Burke no sólo es conocido por ser un gran modernista, también se destaca por sus formulaciones sobre Historia Social y de la Cultura. En su obra “What is Cultural History?” expone la evolución de la Historia Cultural desde sus inicios en la Alemania del siglo XVIII -presentándonos las distintas tendencias metodológicas y principales representantes- hasta el redescubrimiento de esta ciencia y su desarrollo en el siglo XX, Burke además intenta explicar que es realmente la Historia Cultural y cual es la función de los historiadores de esta área. El desarrollo de esta historia puede dividirse en 4 etapas: la fase “Clásica” iniciada entre el final del siglo XVIII y comienzos del XIX; la fase de “la Historia del Arte” desarrollada desde 1930; la etapa de “Descubrimiento de la Cultura Popular” en los años 60; y la “Nueva Historia Cultural”. Estas etapas no están bien definidas ni delimitadas, establecer fechas puede ser errado.
La fase Clásica (entre 1800 y 1950) estaba compuesta por historiadores que utilizaban los clásicos, concentrados en el “canon” de las artes, la literatura, las ciencias, entre otras; sus principales exponentes son Jacob Burkhardt con su obra “La Cultura del Renacimiento en Italia” y Johan Huizinga con “El Otoño de la Edad Media”. Estos historiadores culturales se alejaban de la Historia del Arte o la Literatura, se preocupaban más por las relaciones existentes entre todos estos tipos de arte. Buscaban el Zeitgeist o “espíritu de la época” que les permitiera acceder a nuevos tipos de conocimiento, centrándose en las personas y sus acciones proponían llegar a retratar patrones culturales (costumbres, sentimientos, pensamientos, símbolos, formas).
En la segunda fase, etapa de “Historia del Arte”, Burke nos presenta cómo el estudio del arte de una época nos entrega una imagen de la misma sociedad en la cual ha sido creado. Entre los principales contribuidores tenemos a Aby Warburg y Max Weber (con su obra “La Ética Protestante y El Espíritu del Capitalismo”) que creó una relación directa entre el desarrollo de la religión protestante -“ethos protestante”- a un modelo económico determinado. Aby Warburg por su parte realizó una gran contribución al incorporar a la Historia Cultural la idea de esquema, investigando temas generales obtenía la sutileza de los detalles puntuales, trataba de descubrir los esquemas, formulas o modos culturales perceptibles establecidos que manifiesten comportamientos y sentimientos particulares de una determinada sociedad.
Con la llegada de Hitler al poder en Alemania en 1930 Aby Warburg y su instituto tuvieron que escapar de aquellas tierras por el temor al fuerte racismo antisemita desarrollado por los nazis. El viaje forzado de todos estos intelectuales y académicos hacia Gran Bretaña y Estados Unidos supuso un empuje en la disciplina, la llamada “Gran Diáspora” modificó la forma de hacer Historia de la Cultura en los países que recibieron a estos hombres. Expandieron por ejemplo el concepto que se tenía de Civilización dándole un valor más cultural, gracias también al desarrollo de la tendencia sobre “Historia de las ideas” que se estaba realizando en el norte de Estados Unidos (Perry Millar y Arthur Lovejoy). En Inglaterra se desarrollaba una “Historia Intelectual y Cultural”, en esta historia de las ideas podríamos nombrar a Arnold Toynbee y Christopher Dawson como sus principales exponentes. El intercambio académico, sobre todo, enriqueció los conocimientos y metodologías sobre cómo hacer Historia Cultural. El conjunto de emigrantes intelectuales que llegaron a estos países puso más de manifiesto la relación existente entre lo cultural y lo social.
La Historia Cultural se desarrolló junto al concepto de “Cultura Popular”, entendemos este concepto como la manifestación cultural de un pueblo completo (sin elitismos de clases); creemos que es importante mencionar que antes del desarrollo que tuvo este estudio en la década del 60 ya muchos otros trataron de ingresar a la “Cultura Popular” analizando canciones, cuentos y creencias populares, bailes, rituales, artesanías, etc. Nos detendremos ahora en algunas ideas de quien es uno de los principales expositores de esta nueva fase de la Historia Cultural, el historiador Eric Hobsbawm, ejemplificando su labor con algunos comentarios a su obra “Historia del siglo XX”.
Hobsbawm divide la historia del siglo XX en 3 etapas: “Era de Catástrofe” (desde 1914 a finales de la 2da Guerra Mundial) en la cual hay un quiebre del mundo decimonónico, es la caída de grandes imperios coloniales y complicadas situaciones económicas, es también el surgimiento de regimenes autoritarios y del fascismo; la “Era Dorada”, periodo de importantes crecimientos económicos debido al desarrollo del Capitalismo y grandes transformaciones sociales. Concluye con un “Derrumbamiento”, es una era de crisis, incertezas y descomposición, cae la URSS y con ella la “coexistencia pacifica” que se había mantenido durante 40 años en las relaciones internacionales; comienza a expandirse la creencia de que el Neo-liberalismo a triunfado.
Es precisamente en el periodo del “Derrumbamiento” que Eric Hobsbawm se refiere al estudio de la “Cultura Popular” como elemento capaz de entregarnos el conocimiento de comportamientos homogéneos dentro de una sociedad. El problema descansaba en el debate de ¿Qué es la Cultura? Muchas veces se relacionaba este concepto a la “alta cultura”, ósea a las ciencias y las artes (intelectuales y académicos), pero es evidente que las elites no nos podrán entregar una visión completa de la sociedad. Peter Burke sostiene que es necesario una integración entre la “cultura popular” (observar ritos, costumbres, canciones, etc. Todo lo análogo a las ciencias y las artes) y la “alta cultura”, Burke utiliza palabras de Edward Taylor para señalarnos que la cultura es un todo complejo que incluye conocimientos, creencias, artes, moral, leyes, costumbres y cualquier otra capacidad o hábitos adquiridos por el hombre como miembros de una sociedad. Es evidente la necesidad de integración de los “dos tipos” de cultura.
Hobsbwam sabe que la historia tradicional ha estado siempre hecha “desde arriba”, centrada en grandes hazañas, enfrentamientos bélicos, en los grandes hombres y pugnas políticas; para realizar su “Historia del siglo XX” era necesario romper y transgredir estas tradiciones historiográficas, para así poder comprender a cabalidad los comportamientos de una sociedad, asimilar su “Cultura Popular”. Realizar una historia “desde abajo” precisa el acercamiento a la gente común y corriente, a sus experiencias como hombres y cómo ellos pueden percibir sus propios cambios sociales.
La desaparición del eurocentrismo en el siglo XIX ha dado paso a un proceso de globalización que ha cambiado completamente las relaciones sociales, políticas y económicas; el arte y su relación con la sociedad también ha sido drásticamente modificada, las antiguas maneras de mirar el mundo y representarlo ya no son adecuadas a los nuevos procesos globales, es necesario buscar nuevas formas. Esta es la tesis que Eric Hobsbawm nos plantea en el capitulo XVII de su obra, “La Muerte de las Vanguardia: Las artes después de 1950”. El constructivismo, futurismo, dadaísmo, expresionismo, cubismo, abstracción, el Bauhaus, ente otras representaciones artísticas, englobadas todas dentro de lo conocido como Vanguardias, intentaron crear nuevas formas de comprensión y representación del mundo, pero Hobsbwam nos sostiene que estuvieron lejanas de alcanzar su propósito. Los nuevos desarrollos tecnológicos y la producción en masa permitieron que las artes se alejaran de la “alta cultura”, las vanguardias se hicieron estandarte de lo cotidiano y lo masivo, buscaban llegar a la “Cultura Popular”.
La reformulación de pensar revolucionariamente el arte y su relación social poseía un fracaso innegable. La revolución tecnológica tuvo consecuencias políticas y culturales, el arte se transformó en un medio de consumo (y además masivo), la televisión desplazó al cine y la radio, las artes mayores se desplazaron a nuevos territorios; el desarrollo de la “modernidad” y el intento de crear un arte que representara culturalmente a la sociedad estaba destruyendo completamente a las vanguardias. El arte necesita libertad para expandirse, delimitar su inspiración a políticas de consumo evidentemente mermaba su condición de expresión cultural y con ella la capacidad de representar las mentalidades culturales. Esto también se debía a que el hombre situó a las artes y las ciencias análogamente, ósea, el desarrollo de las artes siempre debía ser más grande y mejor que el anterior (como pretenden las ciencias superarse así mismas). Hobsbawm nos sostiene que no existía en la sociedad un consenso sobre como expresar y entender los tiempos. Precisamente esa lógica dispersa permitió la proliferación de un gran número de movimientos artísticos (cada uno ofreciéndonos una manera de expresar la realidad). He aquí la manifestación de la Cultura Popular que Hobsbawm descubrió, la modernidad del siglo XX no descansa en los estilos artísticos que tratan de expresarla, sino en su constante inestabilidad y permutabilidad, es el tiempo de los cambios.
El mercado de masa redujo las formas de arte tradicional (pintura, escultura, etc) a las elites, la Cultura Popular se desarrollaba por medio de la televisión, el cine, la radio, la música pop, etc. Las imágenes artísticas eran convertidas en iconos del consumo masivo, la creación artística no ha podido adecuarse a este periodo de “reproductibilidad” (como señala Hobsbawm citando a Walter Benjamín), las artes visuales (todos los tipos de pintura: grabados, litografías, retratos, pinturas de genero, entre muchas más) están compitiendo con la reproducción fotográfica y su triunfo está alejándose. Esta ganando la mecanización del arte por sobre la reproducción tradicional. Hobsbawm sostiene que la capacidad de la fotografía de representar como el ojo humano un determinado suceso (objetivo) triunfa por sobre el intento de la pintura por representarnos sentimientos humanos (subjetivo). El siglo XX, concluye, pertenece a la fotografía no a la pintura.
Por la breve extensión de este ensayo hemos dejado de lado muchas temáticas interesantísimas sobre las metodologías históricas de Peter Burke y Eric Hobsbawm, pero hemos tratado de exponer la similitud que poseen estos historiadores en relación a la conexión existente entre las artes y la sociedad, la Cultura Popular y la alta cultura, entre la historia desde abajo y la desde arriba. La necesidad de abordar la cultura desde todos sus aspectos y aristas ha sido una máxima en la evolución de la Historia de las Mentalidades, desde su nacimiento en Alemania en el siglo XVIII y su posterior desarrollo en la Escuela francesa de los Annales, Hobsbawm y Burke saben que el conocimiento de la naturaleza social y la lectura interpretativa de las culturas les permitirá descubrir la identidad de una época, la capacidad que tiene una sociedad de leerse e interpretarse a si misma. Esta es la tarea de estos profesionales de la historia cultural, tratar de descubrir la esencia de las mentalidades humanas, el “Zeitgeist”.


Bibliografía temas relacionados: historiografía de la cultura y muerte de las
Vanguardias.
- Burke, Peter – “What is Cultural History” Malden, MA: Polity, 2004.
- Burke, Peter – “Formas de Hacer Historia” Editorial Alianza, España 1993.
- Hobsbawm, Eric – “Historia del Siglo XX” Buenos Aires, Crítica, 1998.
- Hobsbawm, Eric – “Sobre la Historia” Editorial Crítica, Barcelona 2002.

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