martes, 29 de enero de 2008

Revolucion Historiografica Francesa: La Nouvelle Histoire y su desarrollo I


Es certero decir que la mayoría de los textos revolucionarios -cuanto metodologías históricas novedosas- se crearon en Francia en el siglo XX, hombres que trataron de proponer una nueva forma de hacer historia (historiadores como Lucien Febvre, Fernand Braudel, Jacques Le Goff, Emmanuel Le Roy Ladurie, Geoges Duby, Michel Vovelle, Michel Foucault por nombrar a algunos). La unidad de estos hombres en un movimiento se da por la diferenciación que tienen con la tradicional forma de hacer historia, plantean que la historia no sólo debe ser la política, bélica o la de los grandes hombres; la Nueva Historia es sobe todo la historia de las mentalidades, una historia serial de las mentalidades, una construcción que abarque todos los aspectos humanos del hombre, una historia que sigue los pasos de la Historia Total postulada por Pierre Vilar (semejante a la “Historia de las civilizaciones” de Fernand Braudel ) que pretende realizar un enfoque historiográfico holístico que aleje al historiador de los análisis evenemenciales o conocida como Historia de los Acontecimientos, relacionándola íntimamente con la Historia Económica y Social. Pretenden posicionar a toda la humanidad como actor directo de la historia, ya no sólo los grandes señores.
El nacimiento de este nuevo movimiento historiográfico se dio gracias a la creación de la revista francesa “Annales d´histoire économique et sociale”, en la cual se postularon por primera vez las directrices de dicho movimiento. Lucien Febvre y Marc Block fueron los editores de esta revista y los directores de lo que podríamos llamar la revolución historiográfica francesa que postula, a diferencia de la historia tradicional de la política y los Estados (que por su restricción temática sólo puede considerarse como una historia nacional o internacional), una investigación histórica novedosa puesto que combina distintas disciplinas como la arqueología, geografía, economía, antropología, psicología social y utilizando algunos planteamientos de la sociología de los “Année Sociologique” (donde habían muchos colegas de Febvre y Block en Estrasburgo). Como nos postulaba Febvre ¿Hay que tomar prestadas ciertas nociones? Algunas veces. Pero sobre todo, hay que tomar prestados métodos e inspiración. La regla hoy es que lo hagan investigadores aislados que buscan el apoyo de sus compañeros de otras disciplinas. Mañana será, sin duda, característica propia de trabajadores de formación diversa unidos en equipos para aunar sus esfuerzos; me imagino que el físico planteará el problema, el matemático aportará su virtuosismo en el manejo del lenguaje científico y, por último, el astrónomo elegirá los astros que hay que elegir en el inmenso campo del cielo, observará y controlará.”[1]
Motivaban una ampliación de las temáticas de investigación histórica: Historia del Arte, Historia de la Iglesia, Historia Económica, Historia Social, Historia de la Cultura, Historia de las Ciencias, etc.; aquí surgieron las críticas, los “auténticos historiadores” consideraban estas temáticas como anecdóticas y periféricas, en cambio los nuevos historiadores creían que toda actividad pasada del hombre, sea de la índole que sea en tanto pasada, puede ser reconstruida, todo tiene cierto grado de historicismo. Así por ejemplo durante la década de 1970 comenzaron a surgir una serie de investigaciones en torno a lo que corresponde a la Historia de las Ideas. Generalmente se enfoca en los sectores de la sociedad que no forman parte de la elite, se analizan sus actividades como el carnaval, las fiestas populares, los rituales religiosos, las tradiciones (como: mitologías, cuentos, leyendas, poemas épicos, en general formas de tradición oral). Estos historiadores estudian los procesos y elementos culturales que hacen posible la creación de tales tradiciones como: las ideas, la ciencia, el arte, costumbres, que se manifiestan socialmente por ejemplo a través de un patriotismo, nacionalismo, religiosidad, etc.
Para la historia tradicional lo importante es el relato de los acontecimientos sucesivos mientras que para la Nueva Historia importa más el estudio de estructuras. Para Fernand Braudel la historia debería ocuparse de los acontecimientos de “largo plazo” (Longue Dureè) y la “coyuntura” dejando de lado los acontecimientos; debemos realizar estudios de grandes procesos para así poder comprender a cabalidad la historia. Le da un real valor al contexto geográfico, así como también a la matematizacion de las ciencias sociales para que tengan una objetivación respecto a los espacios temporales. Mientras que la historia tradicional estudia desde una perspectiva “desde arriba”, ósea la historia de grandes hombres de la política; la Nueva Historia toma al hombre común y corriente como elemento de estudio y con él pretende encontrar y descubrir los cambios sociales. La historia tradicional, buscando la objetividad, sólo utiliza documentos “oficiales” mientras que la Nueva recoge una amplia gama de documentos, fuentes y testimonios para encontrar la objetividad. Pretende realizar una historia más global.
Histoire Globale: “La globalidad no es la pretensión de escribir una historia completa del mundo [histoire totale du monde]…, significa simplemente el deseo, cuando uno está frente a un problema, de ir sistemáticamente más allá de sus límites”.[2]
Podemos pensar que con esto se relativiza la realidad por la amplia carga cultural que poseen las nuevas fuentes, ya que todas ellas son entregadas con cierto sesgo de subjetividad al ser interpretadas. Si bien por un lado la Nueva Historia se ha enriquecido con los aportes de nuevas disciplinas éstas han ampliado el universo de la historiografía de una manera increíble, por lo que se ha generado una fragmentación de conocimientos. Cada vez es más específica la función de cada tipo de historiador, y si bien el historiador económico se aproxima al economista, este se aleja del historiador de la cultura a niveles que el mismo lenguaje técnico puede incomunicarlos. “Para hacer historia volved la espalda resueltamente al pasado, vivid primero. Mezclaos con la vida. Con la vida intelectual, indudablemente, en toda su variedad. Sed geógrafos, historiadores. Y también juristas, y sociólogos, y psicólogos; no hay que cerrar los ojos ante el gran movimiento que transforma las ciencias del universo físico a una velocidad vertiginosa”[3]. Es necesaria la construcción de un marco conceptual común que unifique nuevamente a los historiadores, el gran crecimiento de áreas científicas muestra la falta de comunicación que separa las disciplinas.
El nacimiento de esta Nueva Historia tuvo sus esfuerzos antes del siglo XX, Peter Burke nos cuenta que ya en el siglo XVIII existía un gran número de estudiosos de Escocia, Francia, Italia y Alemania que realizaban trabajos sobre lo que ellos denominaban “Historia Social”, una nueva disciplina que no se centrara en la política o en lo bélico, en cambio que incluyera comercio, leyes, moral, costumbres (como por ejemplo el “Essat sur les Moeurs” de Voltaire), les interesaba la reconstrucción del pasado por medio de la manifestación de valores y actitudes (o mezclaban el ámbito político con un nuevo dialogo socio-cultural como “La Decadencia y caída del Imperio Romano” de Edgard Gibbon). La Historia se diversificaba y profesionalizaba, el debate entre los historiadores ahora giraba en torno a la metodología de investigación. En 1860 Jacob Burckhardt planteaba que la Historia del Estado por ejemplo debía escribirse a partir del choque de tres fuerzas: el Estado, la Religión y la Cultura. Desea un nuevo tipo de descubrimiento, como sostiene Karl Popper “Una aproximación a las ciencias sociales que asume que la predicción histórica es su objetivo principal, y que asume que su objetivo es alcanzable mediante el descubrimiento de los "ritmos", o los "patrones", las "leyes" o las "tendencias" que subyacen a la evolución de la historia”[4]*
La historia se desarrollaba a manos de distintos especialistas, cada uno situándose desde una perspectiva particular a observar los problemas de la historicidad de los acontecimientos humanos, elementos -cuanto pasados- se pueden reconstruir, reinterpretar. “La obra maestra del historiador francés de la antigüedad Fustel de Coulanges, “La Ciudad Antigua” (1864), se concentraba en la historia de la religión, de la familia y de la moral antes que en los acontecimientos políticos”. Peter Burke continua exponiendo sobre Marx “De conformidad con la visión de la historia de Marx, las causas fundamentales de cambio estaban en las tensiones existentes en el seno de estructuras sociales y económicas”; y postula que la Nueva Historia económica y social le debe mucho también a “Auguste Comte, por ejemplo, se burlaba de lo que llamaba los “menudos detalles infantiles estudiados por la irracional curiosidad de ciegos compiladores de inútiles anécdotas” y abogaba por lo que llamaba, según una famosa frase, la “historia sin nombres”.* Herbert Spencer se quejaba de que “las biografías de monarcas (y nuestros hijos no aprenden otra cosa) no arrojan ninguna luz sobre la ciencia de las sociedades”** … “Kart Lamprecht, profesor de Leipzig, oponía la historia política, que era tan sólo historia de individuos, a la historia del pueblo. Posteriormente definió la historia como “una ciencia primariamente socio psicológica”*** [5]
La motivación de escribir la revista Annales es demostrar de alguna forma los triunfos de estos hombres al postular nuevas metodologías y temáticas para realizar la ciencia histórica. Este movimiento tuvo tres etapas o generaciones, la primera va desde 1920 a 1945, la cual estaba compuesta principalmente por historiadores que rechazaban fuertemente la “historia tradicional”, combatían radicalmente lo establecido por la Historia Política y la Historia de los Acontecimientos. Ellos, luego de finalizar la Segunda Gran Guerra, controlaron la historia oficial, esta segunda generación tuvo a Fernand Braudel como cabeza del movimiento.
Braudel incorporó nuevos conceptos y modalidades a la investigación histórica. En su historia sobre “El Mediterráneo y Felipe II” introdujo por ejemplo el elemento geográfico como base fundamental para la comprensión de un contexto temporal a cabalidad (la geo-historia). Sitúa a los individuos y acontecimientos en su contexto, en su medio, pero los hace inteligibles para mostrar su completa falta de importancia en el devenir histórico. Analiza los “Destinos colectivos y movimientos de conjunto” que no son otra cosa que la Historia de las Estructuras y de los Sistemas Económicos, que además agrega, son historias que van más lentas que el ritmo temporal de los acontecimientos, es una historia que avanza a una velocidad imperceptible. Es una especie de historia del hombre en relación con su ambiente, como una clase de geografía histórica, Braudel prefiere llamarla “Geohistoria” al creer que existe una relación íntima entre elementos espaciales y temporales. Este historiador ha sido el que más ha contribuido al cambio en nuestras nociones tiempo-espacio.
Fernand Braudel, en su deseo de ver las cosas a gran escala, ha debido seccionar la temporalidad dividiéndola en Corta duración y Larga duración (Longue Dureé). Analiza la “historia larga” relacionándola completamente con la compleja interacción que se da entre el hombre y su ambiente, economía, sociedad, política, cultura, ve una “Historia Total”. La Longue Dureé revela la temporalidad de las estructuras mentales, estructuras que en ocasiones pareciese ser no tienen movilidad a la percepción normal, pero que no revelan un estancamiento, una permanencia cultural dentro de la colectividad tal vez. El éxito que ha tenido la historia de larga duración dentro de los círculos académicos se debe a las modificaciones de las metodologías y enfoques, técnicas que entremezclan la versatilidad de combinar disciplinas como la historia y la geografía. Esto no significa sin embargo que los acontecimientos hayan perdido su historicidad, todo lo contrario, el Acontecimiento es el elemento que posee más larga duración, como nos postula Michel Vovelle.
Los avances en la Nueva Historia, como hemos dicho anteriormente, no se sitúan sólo en los novedosos postulados de Braudel sobre la temporalidad y geografía de la historia, sus temáticas son amplias. De central importancia para el curso, para este trabajo y su desarrollo en el análisis de la “Historia del Hambre y la Abundancia en Europa”, el estudio de la Historia Económica le ha permitido a los hombres de la generación de Braudel (Jacques Le goff, Emmanuel Le Roy Ladurie, y Marc Ferro, entre otros) poder profundizar la comprensión sobre estructuras, cambios en la sociedad y relaciones entre grupos y clases sociales, temáticas en las cuales gira Massimo Montanari para exponer su tesis sobre la evolución de la historia de la alimentación en Europa. La historia económica nos entrega elementos fundamentales para el entendimiento de comportamientos culturales; El Mediterraneo de Braudel nos presenta un ejemplo sobre la primera silla que llegó a China durante el siglo XIII, artículo que seguramente debe haber llegado por medio de un intercambio económico pero que significó para los asiáticos comenzar a utilizar nuevos muebles como mesas, nuevas posturas de alimentación, nuevos estilos de vida, elementos constitutivos de la vida cultural de China. No podemos desligar por lo tanto el estudio de la Historia Económica de la Historia Total de los Annales, mucho menos podríamos separar una Historia Cultural como lo es la línea de investigación en la cual se centra el trabajo de Montanari sobre la alimentación de los europeos.
La genialidad de Braudel descansa no sólo en su capacidad de crear una historia total, sino de intercalar lo general con lo particular, entre lo abstracto y lo concreto; enriqueció esta Nueva Historia Económica al mezclar explicaciones estructurales y multilaterales, llegaba a novedosas conclusiones como por ejemplo que los vaivenes económicos muchas veces respondían a la acción de minorías sociales o religiosas, por ejemplo para sus estudios sobre el capitalismo él postulaba que su nacimiento no se debía sólo a factores económicos (ponían su parte evidentemente), sino también a los políticos, los sociales, los culturales y la civilización misma, cada uno cumplía una función en la formación de este modelo económico. Con esto desbarataba completamente los postulados del marxismo, pensamiento que sólo responde a medios de producción, un factor netamente económico. Pero sin desmerecerlo (a Marx) valora su construcción, puesto que fue el primero en crear modelos sociales a partir de una longue dureé histórica. El punto débil de Braudel recaía en el simplismo con el que observaba la cultura y las ideas, factores determinantes en el estudio de Montanari. No les otorgaba autonomía para poder comprender un problema histórico, necesitaba y se valía de la geografía y de la economía en primera instancia, para luego enriquecer su estudio con otros elementos, pero nunca los situó como primarios.
Braudel en cierta medida desmerecía y se resistía al valor de la Nueva Historia Cuantitativa y la Historia de las Mentalidades, por lo mismo es que se alejó de estas dos importantes disciplinas desarrolladas en esos años. Por lo tanto no podemos considerar el desarrollo de Annales en esos años sólo gracias a la emblemática dirección, ideas, influencias o intereses de Fernand Braudel. En 1970 se dio la revolución cuantitativa, primero visible en el campo económico (especialmente en la Historia de los Precios) y de aquí la revolución se extendió hasta el campo de la Historia Social (particularmente a la Historia de las Poblaciones), aún el movimiento de Annales debe crecer, en esta segunda generación se da el pie inicial para evolucionar a lo que será una Nueva Historia de la Cultura, de las Mentalidades, de la Religión.
Peter Burke nos relata que el uso de elementos estadísticos y cuantitativos ya se estaba haciendo común entre los historiadores económicos, ya en el siglo XIX se habían realizado un gran número de estudios sobre la Historia de los Precios. “En los años 1932-3, aparecieron en francés dos importantes estudios. El primero, que Lucien Febvre consideró como un libro que los historiadores debían tener como de cabecera, era Investigaciones sobre el Movimiento General de Precios*. Se trataba de la obra del economista Francois Simiand, el mismo que publicara un resonante ataque contra la historia tradicional treinta años atrás. Las Investigaciones se referían a la alternancia en la historia de periodos de expansión, que Simiand llamaba fases A y periodos de contracción o fases B**.
El segundo estudio importante, modestamente titulado Esbozo del Movimiento de Precios e Ingresos en la Francia del siglo XVIII, era la obra de un joven historiador, Ernest Labrousee***.”[6]
Gracias a este joven historiador, Labrousse, el marxismo comenzó a ingresar en el movimiento de Annales, y con él los métodos estadísticos, pensaba que podía realizar un estudio sobre la Francia del siglo XVIII fuertemente cargado de elementos cuantitativos, inspirado por la metodología de Simiand y Albert Aftalion logró publicar su trabajo en dos partes: El Esbozo (1933) y La Crisis (1944) [La Historia de los Precios y el Fin del Antiguo Régimen en Francia respectivamente], se preocupaba de las tendencias a largo plazo (le mouvment e longue dureé) y de los ciclos cortos o como los denomina él “crisis cíclicas”. Utilizaba conceptos y medotologías de economistas como Juglar, Kondratieff, y de su inspirador Albert Aftalion, interesados al igual que él en los ciclos económicos breves y largos. Gracias a su obra, Annales comenzó a publicarse en un formato más grande que pudiera almacenar variados tipos de esquemas, gráficos, tablas y datos cuantitativos.
Como anteriormente hemos enunciado, la Historia de las Poblaciones le siguió el paso a la Historia de los Precios en lo que respecta a nuevas metodologías cuantitativas. La Nueva Historia se sigue enriqueciendo con nuevas técnicas y métodos, se acerca cada vez más a la compleja y multifacética historia del hombre. Este nuevo trabajo se dio por una colaboración entre demógrafos e historiadores en 1950. En Francia el desarrollo de este nuevo campo se demostró con el trabajo de Louis Henry, realizó un estudio de las poblaciones del pasado y desarrolló el método de reconstitución de la familia, al vincular registros de matrimonios, nacimientos y muertes en Ginebra. La Historia Demográfica quedó completamente relacionada a la Historia Social, en 1960 la Sexta Sección de Annales fundaba una nueva serie histórica llamaba “Demografía y Sociedades”.
Una de las primeras publicaciones de esta nueva serie fue la tesis de Pierre Goubert sobre “Beauvais” y el “Beauvaisis”, dividió su trabajo en dos partes “Estructura” y “Coyuntura” al igual que Chaunu; con la yuxtaposición que hace entre los movimientos de precios y poblaciones nos presenta las consecuencias sociales de los cambios económicos. Esta yuxtaposición es utilizada por Massimo Montanari para explicar algunos movimientos de los alimentos europeos, pero no es su tesis central, prefiere darle más valor a la Historia Cultural y de las Mentalidades para reafirmar su tesis sobre el choque de poderes en la sociedad y cómo este articula determinadas formas de alimentación. Esta evolución y acercamiento de Annales hacia la cultura la analizaremos a continuación. Nuestra investigación nos continúa mostrando este sistemático desarrollo que les está permitiendo a los historiadores (gracias a los novedosos postulados de Annales) ahondar en todas las aristas de la historia humana.
“Los hombres son el objeto único de la historia, de una historia que se inscribe en el grupo de las disciplinas humanas de todos los órdenes y de todos los grados, al lado de la antropología, la psicología, la lingüística, etc. [¿Por qué no la economía y la demografía?]; una historia que no se interesa por cualquier tipo de hombre abstracto, eterno, inmutable en su fondo y perpetuamente idéntico a sí mismo, sino por hombres comprendidos en el marco de las sociedades de que son miembros. La historia se interesa por hombres dotados de múltiples funciones, de diversas actividades, preocupaciones y actitudes variadas que se mezclan, chocan, se contrarían y acaban por concluir entre ellas una paz de compromiso, un modus vivendi al que denominamos Vida”.[7]
La importancia del trabajo de Pierre Goubert descansa en la capacidad de unir el estudio demográfico con la Historia Social de una determinada región. Goubert enmarcaba su trabajo en lo que él denominaba “Demografía Social”, analizaba como diferían las posibilidades de supervivencia entre un grupo social y otro, es una historia de todos los sectores sociales no sólo de los poderosos y ricos, esta posición la reafirmó en su obra “Luis XIV y veinte millones de franceses”. Al igual que Montanari revisa y estudia la diferencia que hay entre la vida rural y la vida urbana, los señores y el campesinado, los ricos y los pobres. Si bien su investigación es un aporte gigante a la Historia Social, dista mucho de ser una Histoire Globale como postula Braudel, no ahonda lo suficiente en la “mentalidad burguesa”, tema que Montanari estudia a cabalidad para poder comprender las relaciones alimenticias europeas.
La Historia Social y la Demografía permitieron el desarrollo de brillantes obras de estudios regionales. Pierre Vilar, Emmanuel Le Roy Ladurie y Michel Vovelle fueron los hombres que crearon las más distinguidas obras regionales y sociales de la Segunda y Tercera Generación de Annales. Estos estudios regionales combinaban “estructuras” de Braudel, la “coyuntura” de Labrousse y la nueva demografía histórica presentada por Pierre Goubert. Son estudios locales, urbanos y rurales, divididos en Estructura y Coyuntura, que presentan datos que pueden ser verificables en la longue dureé como la permanencia de precios y las tasas de mortalidad. Por eso nace el nuevo concepto acuñado por los franceses de Annales, la “Historia Serial” (Histoire Sérielle). La revolución cuantitativa ha transformado completamente el oficio del historiador en Francia, como sostiene Le Roy Ladurie. Generalmente estos estudios analizaban los aspectos económicos, para luego dar paso a los sociales y mentales, concluían con un análisis de las actitudes políticas y cómo se han dado todos estos cambios a lo largo del tiempo. Utilizando métodos cuantitativos la generación de la década del 60 de Annales no sólo estudió las Historia Económica como las fluctuaciones de precios, ni sólo la Social como las tasas de nacimiento y mortandad, también lograron sostener algunos postulados sobre las tendencias visibles sobre la distribución de la propiedad y la productividad agrícola como por ejemplo “Los campesinos del Languedoc” de Le Roy Ladurie.
Vemos en “Los campesinos del Languedoc” una similitud metodológica con “El Hambre y la Abundancia” de Massimo Montanari. “…Le Roy adoptó una forma cronológica de organización en lugar de la división en “estructura” y “coyuntura”. En cada sección cronológica, el autor trataba fenómenos culturales tales como el nacimiento del protestantismo y la alfabetización y también describía las reacciones de la gente ordinaria de la región frente a los cambios económicos que experimentaba en su vida cotidiana. Para escribir esta “historia de los de abajo”, el autor se basó primordialmente en la prueba de rebeliones”.[8]

Sobre la historia desde abajo Jim Sharpe nos señala: “Dicha perspectiva ha resultado de inmediato atrayente para los historiadores ansiosos por ampliar los limites de sus disciplinas, abrir nuevas áreas de investigación y, sobre todo, explorar las experiencias históricas de las personas cuya existencia tan a menudo se ignora, se da por supuesta o se menciona de pasada en la corriente principal de la historia”.[9]
Como piensa Montanari, el análisis de los campesinos del Languedoc es demasiado simplista y malthusiano, pensar que los cambios en esta zona sólo se dieron por un modelo demográfico especifico es demasiado básico, no pueden dejarse de lado las estructuras de las relaciones de poder entre las clases, el poder de la clase determina en última instancia el grado de cambio demográfico, las tendencias comerciales, los cambios de ingresos y precios y el crecimiento económico. Se forman así dos modelos opuestos pero dependientes el uno del otro, por un lado un modelo demográfico que utiliza las relaciones de clases, y un modelo de clases que utiliza los elementos demográficos. Aceptar o no un modelo en el ejemplo de Languedoc de Le Roy Ladurie sería soberbio de nuestra parte, sólo debemos valorarlo por su capacidad de combinar una minuciosa Historia Económica con una Historia Social Cuantitativa, y enriquecerla con novedosas visiones políticas y religiosas de la Psicohistoria. Su valor además recae en poder examinar las limitaciones y falencias del sistema braudeliano, y así tratar de mejorarlo. Las mejoras y modificaciones se realizarán en la Tercera Generación de Annales, evoluciones a las cuales le debemos mucho para el análisis de la obra “El Hambre y la abundancia: Historia y cultura de la alimentación en Europa” de Massimo Montanari.
[1] Febvre, Lucien – “Combates por la Historia” pág. 30 – Editorial Ariel S.A. España 1970.
[2] Burke, Peter – “La Revolución Historiográfica Francesa: La Escuela de los Annales: 1929-1989” pág. 111 Editorial Gedisa S.A. 1999– Ref. “El Mediterráneo en la época de Felipe II” México, F, C, E, 1976
[3] Febvre, Lucien – “Combates por la Historia” Op.Cit. pág. 56

[4] Popper, Karl “La miseria del historicismo” (1961) – Editorial Alianza / Extraído de http://www.wikipedia.org/
[5] Burke, Peter, Op. Cit. pág. 16-17 – Ref. *Comte, A. “Tours de philosophie positive” (1864) Vol.5 Lección 52 págs. 10 y siguientes. / Ref. ** Spencer, Herbert “Seáis on Education” (1861) págs, 26 y siguientes – Nueva Editorial, Londres 1911. / Ref. *** Lamprech, K. “Deutsche Geschichte” , Leipzig (1894)
[6] Burke, Peter – OP. Cit. págs. 57-58. /Ref.* Febvre, Lucien (1962) “Pour une histoire á part entiére” págs. 190-1 /Ref.** Simiand, Francois “Recherches anciennes et nouvelles sur le movement general des prix” (1932) /Ref*** Labrousse, Ernest “Esquisse du movement des prix et des revenues” (1933).
[7] Febvre, Lucien –Op. Cit. pág. 41.
[8] Burke, Peter – Op. Cit. pág. 66.

[9] Sharpe, Jim en la recopilación “Formas de Hacer Historia” pág. 40 Alianza Editorial 1991.

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